sábado, 17 de septiembre de 2011

Reykjavik















Toca descansar. Después de recorrer todo el sur de la isla nos apetece no coger el coche. Reykjavik cuenta con todo lo necesario para ello, además de disponer de supermercados, museos, teatros, semáforos, bares, cervezas, cafés, restaurantes, ¡¡¡CIVILIZACIÓN!!!! que después de haber hecho el salvaje unos cuantos días, ya va tocando.


Además, por los días de viaje que llevábamos, teníamos previsto que este fuera un punto para hacer chequeo general de coche, lavar ropa, comprar comida, etc




La tienda de techo debemos de ventilarla. Varios días con lluvia y el cerrarla mojada han provocado que vaya cogiendo un olor un poquillo raro...






Y toca hacer la colada general ya que no nos queda ropa limpia.

Mi chaquetón impermeable creo que anda solo.


Por otra parte el coche lleva mas peso que cuando salimos. Cada vez que paramos, las niñas cogen un trozo de lava o una piedra, minerales o incluso plumas del algún pájaro y el orden, seamos sinceros, nunca ha ido nuestro punto fuerte, por lo que el interior del Toyota empieza a ser preocupante. Abrimos las puertas y caen del interior muñecos, trozos de lava solidificada, galletas, DVD, botellas de agua, etc


Al final salio una caja entera llena de piedras que habían recogido....



Por lo demás Reyjkavik esta muy bien, pero si Islandia es cara en general, su capital se lleva la palma, aunque puedes buscarte un poco la vida para no arruinarte.


Las pizzerias por ejemplo tienen precios similares a los de España. Los "Bonus" que son los "super" mas baratos del país, se encuentran facilmente y por otra parte el camping de la ciudad esta muy equipado con zonas comunes, lavadoras y secadoras etc.



Cuando llegamos a la ciudad, paramos a fotografiar el monumento vikingo y se nos acercó una pareja en bicicleta. Él era austriaco y ella, su novia, era de Granada y volvían para España después de dar la vuelta completa a la isla. Vivían en Zaragoza y trabajaban de profesores de alemán. Luego nos vimos en el camping.


Aquí también coincidimos con dos matrimonios franceses que nos vinieron a buscar una mañana con la cara desencajada. Eran de Marsella en el sur de Francia y uno de los dos matrimonios no habían realizado nunca un viaje todo terreno. Viajaban en un Toyota D4D con cierta preparación
que esa mañana había decidido no arrancar. Para colmo el viento les rompió la tienda de campaña donde dormían y cocinaban y ahora estaban utilizando una pequeña, donde apenas cabían tumbados.



El problema era de batería, acercamos el nuestro y con los cables lo arrancamos en un momento, además les dejamos la tienda Quechua grande nuestra para que pudieran descansar.



A partir de ese día, coincidimos mucho ya que la ruta era similar, incluso hasta Paris, a la vuelta, la hicimos juntos.















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