sábado, 4 de diciembre de 2010

Siberia




























































Cuando piensas en Siberia realmente te imaginas espacios desolados, fríos y gente distante.
La primera impresión, por lo menos para nosotros que entramos por Barnaul es que es todo lo contrario. Ves coches cargados de kayacks, casas de madera que no desentonarían en Suiza y en general un alto o muy alto poder adquisitivo. Todo es carisimo.
Conforme vas en dirección Oeste y te alejas de los grandes núcleos de población aparece la Siberia que has visto en el cine o la tele.
El vodka es la bebida nacional y el nivel de alcoholismo es muy grande.
Cuando circulas de noche, te puedes encontrar, como a nosotros nos paso, un individuo dormido en el arcén con las piernas dentro de la carretera o gente andando por el centro totalmente borracha.
Al amanecer cuando llegamos a Tawata buscando la frontera con Mongolia. La ciudad parecía sacada de una película de terror. Los edificios de madera abandonados con todos los cristales rotos y llenos de cuervos. Las dos calles de la ciudad completamente desierta y los -2º de temperatura hacia que no quisieramos ni bajarnos del coche.

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